Publicado por Laura Fenollosa
La evolución de los discos duros
está inmersa con la creación de los dispositivos
magnéticos de almacenamiento, es preferible considerarlo
en un punto aparte ya que su estructura compleja amerita utilizar
un espacio reservado para él.
Siempre han tenido el mismo principio de desarrollo, que
consiste en que los discos duros se presentan recubiertos de una
capa magnética delgada, habitualmente de óxido de
hierro, y se dividen en unos círculos concéntricos
cilindros (coincidentes con las pistas de los disquetes), que
empiezan en la parte exterior del disco (primer cilindro) y
terminan en la parte interior (último).
La unidad de disco junto con los discos que graba, conforma un dispositivo de almacenamiento o unidad de almacenamiento.
Al principio los discos duros eran extraíbles,
sin embargo, hoy en día típicamente vienen todos
sellados (a excepción de un hueco de ventilación
para filtrar e igualar la presión del aire).
El primer disco duro, aparecido en 1956, fue el Ramac I,
presentado con la computadora IBM 350: pesaba una tonelada y su
capacidad era de 5 MB. Más grande que una nevera actual.
La tecnología inicial aplicada a los discos duros
era simple. Consistía en recubrir con
material magnético un disco de metal que era formateado en
pistas concéntricas, que luego eran divididas en sectores.
El cabezal magnético codificaba información al
magnetizar diminutas secciones del disco duro, empleando un
código binario. Los bits o dígitos binarios así
grabados pueden permanecer intactos años. Originalmente,
cada bit tenía una disposición horizontal en la
superficie magnética del disco, pero luego se
descubrió cómo registrar la información de
una manera más compacta.
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